My name is Kafoteka Thundu. I was born in Nkhata Bay, Malawi on 27 01 1978. I have started my artistic life in 2001. I completely dedicate myself to art and crafting in order to express the beautiness of my culture. I enjoy Traditional Art, especially our African Local Traditional Art, that is, the native original Art of different tribes like the Tongas, the Chewas and the Ngoni.
Furthermore, I also enjoy nature and more specifically, the wildlife. I find the passion in painting because it helps to heal my soul. I use many local materials for my Art Work. I tend to use acrylic and water paint for my paintings. The Canaverse is man-made because I don’t like the factory-made one. I find out a bit rusty.
Main themes
Lake Seenarill
This painting tells us about fishing in the Malawi Lake. The mountains you can see are the boundaries among three countries: Malawi, Tanzania, and Mozambique. Fishermen catch fish together but they use different fishing techniques. As you can appreciate in this picture, right in the middle of the painting, someone is doing net-fishing while some other is going fishing with a fish trap and there is still another one who has already done fishing and is paddling back home. At the bottom of the picture, there is a bird, a Kingfisher sanding on top of a rock. Finally, at the top of the picture, you can see birds flying and singing while the Fishermen are fishing at sunrise. The trees are the usual ones you can find close to this lake.
The Seenarill Lake Village
This painting depicts a local village layout, a forest and huts, and the human activities taking place there. Some children are playing football. A woman is chopping firewood for cooking. There are two men drinking locally brewed beer after their gardening work .While some women are pounding maize cassava for flour in a ‘Duli’, a ‘Duli’ is a wooden mortar and pestle in the native language, some chicken are feeding around the pounding place. There is a man carrying something for gardening, and some women are coming back from drawing water while an old man is sitting like a Chief on a chair and surveying the activities in the village. A village is a ‘Muzi’ in the native language. In brief, this picture illustrates the day to day routine in Malawi where women undertake most of the household chores done to support their families on a daily basis.
The ‘Ingoma’ dance
This painting depicts the ‘Ingoma’, a traditional dance of the ‘Ngoni’ people, which is celebrated annually and held at a place called ‘Hora’ at the foot of the mountain. The festival ceremony is called ‘Umthetho’ and is a commemoration of the conquest over the ‘Tumbuka’ tribe in the northern part of Malawi between the years 1600 AD and 1800 AD.
Wildlife in Malawi
Elephants and their calves enjoy grazing in the woodland in close touch with nature. They look as if they, Nature and’ Njovu,’ were talking to each other. Elephants are called ‘Njovu’ in the native language.
If we love Nature and help conserve it, Nature will be sustainable.
Kafoteka, de una exótica bahía africana a las galerías de arte europeas.
Escribir sobre Kafoteka es desafiante ya que es un artista misterioso que, con su mirada y su obra, interpela nuestro modo de concebir el arte.
Kafoteka vive en Nkhata Bay, un paradisíaco enclave donde el lago ostenta aguas verdes y azules como si quisiera devenir mar. Nkhata es un lugar soñado para ir a descansar y pasar unas poéticas vacaciones, un spot propicio para disfrutar, lo que podemos llamar, “vicios sanos” de la modernidad como el paddle-surf, el kayakismo o el snorkeling.
Nkhata es un punto raro. El tranquilo ritmo del inusitado paisaje natural es balanceado con el pasaje continuo de nativos y extranjeros de los más dispares confines, desde los países nórdicos hasta Bosnia, Suiza o Argentina.
Es un enclave tan romántico que no es infrecuente que varias jóvenes blancas terminen enamorándose de algún nativo y casándose. Nkhata es un reservorio que felizmente no está dentro de ninguna reserva natural, pero custodia celosamente sus secretos.
En ese escenario, ideal para que las musas muevan pinceles, plumas y ensueños, surgió hace varios años un simpático grupo de artistas bohemios que pintan lienzos sin contar los días ni las horas, reflejando la idiosincrasia de la visceral autoctonía de las etnias tribales originarias de la zona: Tongas, Ngonis y Chewas.
Entre esos artistas, hay uno que destaca. Su nombre es Kafoteka. Es flaco como él solo. No luce rastas importadas hechas para quedar bien en un recital de reggae, sino que sus espontáneas rastas le salen naturales. Le falta un ojo y el misterio encubre su historia. Kafoteka es un pintor de pocas palabras orales. Sus palabras son sus pinturas y su imposible flacura, que muestra que no calcula nada y que su itinerario existencial está monodimensionalmente abocado a expresar la belleza, llegando a olvidarse de comer o cambiarse la ropa. Es un bohemio desestructurado del arte étnico-nativo que reflejando costumbres milenarias del alma africana delira en creatividades llenas de colores que hacen sentir que no hay mejor vida que la de las tribus de su ignota tierra. Es un artista que nos hace replantear la quizás algo artificial distinción entre el arte y la artesanía, entre el artista y el artesano, entre el costumbrismo y la fantasía y entre la bohemia y la vocación. En ese confín, lleno de incisivas preguntas sin respuestas dogmáticas, aparece Kafoteka, que parece reírse cínicamente ante supuestos errores técnicos que sus obras despliegan para ratificar que su arte rompe los rígidos esquemas de decidores ignaros de la profunda riqueza artística de las etnias del oriente africano.
Orgullosamente negro pinta negros de colores como si hubiesen negros de todos colores. Kafoteka nos muestra que el arte puede surgir cuando uno menos se lo espera, aún cuando los materiales sean escasos o prácticamente inaccesibles.
Cuando le preguntamos a Kafoteka si sabía lo que era internet, nos miró impávido dándonos a entender que lo ignoraba. Quizás cometimos un error al regalarle un teléfono “inteligente” pues de algún modo lo alienamos con la Babel virtual, pero, al final, estamos felices de haberlo hecho ya que el mundo tiene derecho de conocer y gozar el arte kafotekano.
Sus cuadros ya están dando la vuelta al mundo. Ya hay varios expertos analizando su obra. Una galería artística de Madrid ya esta pidiendo exponer sus originales lienzos.
El representante artístico de Kafoteka vive en Madrid y es un artista reconocido. La gran pregunta práctica, en estas horas, es cómo transportar las obras de Kafoteka al exterior sin que se dañen en el camino. Su representante ya tiene pensadas varias estrategias.
Intuimos que pronto los mecenas se pelearán por tener un Kafoteka en su casa.
Desde ahora nuestra vida ya no será la misma puesto que descubrimos un artista. Un artista que desarma múltiples dialécticas que nuestra mente estandariza para vivir más cómoda, aún cuando estas puedan hacernos perder el sentido del ser y el misterio del ente.
P. Federico Highton, Doctor en Filosofía (APRA, Roma)
Octubre de 2021, Yamba (Malawi)